Aunque hoy todo parezca
concha quebrada o lunes amarillo
la corriente subterránea se mantiene ruidosa y silente
debajo del nudo de esta corbata que exuda
un canto de ave volando prodigiosa mar adentro
Las ruedas de la silla moribunda
asemejan al más escarpado precipicio
la columna se tuerce como torre
sobre el vagón pútrido y balbuceante
Las manecillas se resisten
son haladas de las muñecas
No se puede hacer más
que soplar un tornado imaginario
Ya llegará el crujir de las cadenas
el caer de los candados
ya llegará el batir de las alas blancas
el temblor de las arenas